07 marzo 2010

Muffins de plátano con yogur y chocolate semi-amargo



En casa de mi madre nunca se desperdiciaba la comida. ¿Qué las manzanas se están poniendo feas? Pues hacemos pay de manzana. ¿Qué hay muchas ciruelas y nadie se las está comiendo? Hacemos mermelada de ciruela y se la ponemos a unas empanadas. Mi familia viene del norte de México, donde además de ser codos la gente sufría escasez de fruta fresca. Además claro de que mi abuela dio a luz a 10 huercos y huercas lo cuál requería cocinar y hornear en cantidades tipo orfanato.

Una de las herramientas más socorridas contra el desperdicio era el pan de plátano. Además de usar plátanos demasiado maduros, la receta incluía unas nada despreciables nueces (de las que el Costco ha rebautizado en Spanglish-pocho como nueces pécanas) y cubierto con un betún que llevaba más plátano extra maduro, queso crema y azúcar glas. En esta tierra plana donde habito las nueces que se consiguen fácilmente son las de Castilla, y esas amargan un poco al hornearse por la cáscara. Lo que siempre tengo en casa (además de los ocasionales plátanos) son barras de chocolate semi-amargo que utilizo para los ocasionales brownies o galletas. He cambiado la receta de panque a muffins pues son más fáciles de comer en el camino y le he quitado el betún en un afán de reducir la cantidad de azúcar que ingerimos en casa.